Por qué los bancos urbanos de ULMA en Aránzazu
En el catálogo de mobiliario urbano habrás visto una localización muy especial:
el Santuario de Aránzazu, un lugar que no deja indiferente a nadie.
No es de extrañar, en el proyecto del monasterio participaron genios del calibre de Sainz de Oiza, Oteiza, Chillida, Basterretxea, y Lucio Muñoz.
Pero cuando en ULMA decimos “santuario” pensamos también en su entorno. Las cimas de las montañas recortadas en el cielo azul, el viento acariciando las rocas y el manto verde a los pies de los caminantes.
¿Cómo no enamorarse de Aránzazu?
A diferencia de paisajes que se erosionan fácilmente, o aquellos en los que la vegetación apenas deja ver el color del suelo, las montañas de Aránzazu contagian su solidez, te recuerdan lo que permanece inalterable a pesar del paso del tiempo, del sol, del frío, del viento y del agua.
Cuando tuvimos los prototipos de la colección, vimos que sus líneas, su material, sus colores y su presencia transmiten (salvando las distancias) lo mismo que sentimos en el santuario natural de Aránzazu.
Nuestra casa.
Por eso decidimos que el catálogo se presentaría en ese marco tan especial, al menos para unos enamorados de la tierra como somos los que trabajamos en ULMA.
Bien, si aún no has visto el catálogo de mobiliario urbano, quizás este sea el momento
Y si estás con un proyecto entre manos y crees que te pueden servir bancos, luminarias, alcorques y jardineras con un diseño que transmite nobleza, permanencia y solidez, no dejes de ponerte en contacto clicando aquí.